viernes, 18 de abril de 2008

1

cada inicio de ciclo tiene sus ganancias y sus perdidas.
ahora, por ejemplo, perdí la clave de todo el año anterior. eso no puede no significar algo, no puede no significar un fin y un nuevo principio, no puede no significar una mutación.
primer día, presentaciones, novedades.
reestructuraciones, nuevos planteos, despojos.
pareciera ser que cada camino abierto el año pasado desemboca en un nuevo dar.
pienso principalmente en natalia, en su abandono de las colecciones, en fundar un nuevo juego con ese querer repartir lo acumulado durante años.
no es casi lo que ponemos en juego aquí cada sábado?
al enunciarnos estamos entregando una parte de nuestro mundo.
cada vez más, se manifiesta de cara a la calle.
muchas de las propuestas –nuevas y viejas- se asoman ahí: tomar la calle como posibilidad. si el año pasado arrancó analía tomando la esquina de manera imponente y perfecta, este año hay más adeptos para salir a diseminar.
marcolina, recién llegada de buenos aires hace de nexo entre eso íntimo que quiere ser sacado a la calle como una idea, con una luz como metáfora de lo que puertas adentro se oculta, con la ventana como trámite a sortear para acceder a la vereda de enfrente. para acceder al otro.
siempre los otros, aquí, en juego.
los otros nosotros que nunca somos uno pero jugamos a la interacción de nuestros trabajos. el paraguas y la maquina de coser en nuestra mesa de disección.
los nuevos y los viejos.
los aciertos y los errores.
la diferencia.
la construcción permanente de diálogo.
acá, en la mesa.

ayer